Queridos amigos… ¡por fin tenemos el gusto de mostraros la receta de tortilla de patata de siempre (pero mejorada) porque es muy baja en calorías! Después de unos cuantos intentos, hemos dado con la clave para hacerla lo más ligera posible. Os vais a sorprender, es cuestión de hacerla con mimo y echarle unos minutos 😉 Queda impresionante y más abajo os contamos cómo tomarla en la hora de comer o en la de cenar.
La de veces que he ayudado a mi madre mientras ella cocinaba la tortilla de patata, era casi un ritual. Seguro que a muchos de vosotros os vienen a la mente los recuerdos de vuestras madres, tías o abuelas (o padres, tíos y abuelos, ¡que no se diga!) pelando las patatas, troceándolas mientras de la sartén salía un aroma exquisito… Pues hoy podéis repetir la experiencia paso a paso. Pero encima, haciéndola más ligera (tanto que es apta para la dieta completamente).

Ingredientes de la tortilla de patata de siempre (peor mejorada), para una comida (y si la reservamos para la cena, tendríamos para dos noches partiéndola a la mitad):

Ingredientes  Plan 1 Plan 2 Plan 3 Plan 4
Huevos 1 1 2 2
Patata 200 g 240 g 280 g 320 g
Cebolla 60 g 80 g 100 g 120 g
Ajo 1 diente pequeño 1 diente mediano 1 diente mediano 1 diente grande
Aceite de oliva 1 cuch. de postre 1 cuch. de postre  2 cuch. de postre  2 cuch. de postre 
Agua 4 cucharadas 5 cucharadas  6 cucharadas   7 cucharadas

Elaboración de la tortilla de patata de siempre (pero mejorada):

1. Parte la cebolla y el ajo en tiras finitas.
2. En una sartén antiadherente añade el aceite indicado y echa la cebolla y el ajo. Baja el fuego a media potencia.

Aquí tenemos dos posibilidades si notamos que se seca rápidamente: en lugar de añadir más aceite (lo cual aumentaría en exceso las calorías de la receta) podemos poner en marcha uno de estos dos trucos:
1º Poner una pizca de sal y tapar con una tapa la sartén. Bajar un pelín más el fuego y mover de vez en cuando. O bien…
2º Añadir una pizca de bicarbonato: eso le dará una textura mucho más blandita a la cebolla en pocos segundos.
Yo opté por el primer truco: mantuve la cebolla y el ajo así durante unos 6-8 minutos.
En ese intervalo lavé y pelé las patatas y las corté bastante finitas (yo lo hice con un robot pero puede hacerse a mano o con una mandolina).
3. Añade las patatas a la sartén sin añadir más aceite. Pon a punto de sal y mezcla el conjunto. El fuego debe continuar bajo-medio.
Cuando notes que chisporrotean, baja un poquito más el fuego y añade el agua. Tapa la sartén y deja hacer unos 10 minutos sin mover.
A los diez minutos destapa y muévelas. Déjalas otros 5 o 10 minutos, al cabo de ese tiempo observarás una imagen parecida a esta (se aprecia que la patata se rompe fácilmente, ya está en su punto):
 
 
4. Bate los huevos con un poquito de sal en un cuenco y añade las patatas con la cebolla y el ajo al mismo. Mezcla muy bien y vierte el conjunto de nuevo a la sartén (SIN añadir más aceite).
5. Continúa con el fuego a media potencia. Cuaja la tortilla primero por una cara (puedes poner la tapa para que se cocine el interior de la tortilla con mayor rapidez) y después por la otra.
Un truco para darle la vuelta sin miedo a romperla es el siguiente: moja la tapa con agua y sitúala encima de la tortilla, después gira la sartén con decisión (el resultado es que tendrás la cara cruda de la tortilla cogida sobre la tapa), mantén la tortilla en la tapa (y cerquita de la sartén) y deslízala con mimo hacia la sartén otra vez.
Cuaja esa cara durante otros 4-5 minutos… ¡y tendrás tu impresionante tortilla terminada y lista para disfrutarla!

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